El mantener el cuerpo hidratado nos puede ayudar en nuestro plan de pérdida de peso. Además de lubricar el sistema óseo, músculos y tejidos, nuestro sistema metabólico se puede beneficiar. Una deshidratación crítica en nuestro organismo puede disminuir nuestro metabolismo en un tres por ciento. Esto corresponde a una menor quema de calorías de alrededor de 45 calorías diarias. En un año esto puede significar en una ganancia de cinco libras o más.
La clave para manejar el consumo de agua y que nos ayude en nuestro régimen de pérdida de peso no está en la cantidad sino en la frecuencia. Lo clásico es la recomendación de los ocho vasos de agua diarios. Pero es más efectivo que esos ocho vasos de agua sean tomados a lo largo del día. Tomar los ocho vasos de una sola vez no será tan beneficioso para adelgazar ni para la correcta hidratación normal que tomarlos a lo largo del día.
Entre mayor sea la frecuencia, mejor. Lo ideal sería tomar únicamente medio vaso de agua cada media hora. Pero por problemas de horarios y trabajo, a veces va a ser difícil cumplir esta regla. La recomendación sería entonces tomar al menos un vaso de agua cada dos horas en el trabajo y al llegar a casa, tomar medio vaso cada media hora.
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